“Las viejas piedras del patio de la fábrica, con casi dos siglos de fundada, recibieron a invitados de todas partes del mundo.”
Por ORLANDO QUIROGA
“HOMBRE HABANO 2004″ – leggi l’articolo in italiano
– Muchos amigos nos llamaron y dijeron que por qué no organizábamos una cena en mayo ya que, por su trabajo, no podían venir a La Habana en noviembre, al Festival del Habano o a la fiesta anual por el aniversario de la casa Partagás.
El que habla es Abel Expósito, Director de la tienda de habanos de Partagás, una de las más famosas del mundo. El fue el primer cubano seleccionado como “Hombre Habano del Año” y presume con toda razón de tener clientes y amigos del tabaco cubano en todo el mundo.
– Al principio pensamos en una pequeña cena para unas cuarenta personas, pensando que nos iban a sobrar plazas, pero las confirmaciones fueron llegando y tuvimos que parar en doscientas porque el patio de Partagás, a pesar de que fue aprovechado al máximo, no tenía capacidad ni para un asiento más.
Había que ver el patio casi bicentenario, con sus viejas piedras sabiamente iluminadas. La larga mesa, con candelabros de velas color verde oscuro y la mantelería blanca, permitieron que la gran cantidad de comensales no sufrieran calor, ya que una brisa bienvenida apagó las velas e hizo la cena gratísima.
Cena en la que se lucieron los chefs especializados en comida criolla cubana: frijoles negros dormidos (pastosos) con aceite de oliva, ají y ajo, arroz blanco desgranado y especialidades de cerdo. Los que tienen dieta sin cerdo prefirieron frescos pescados adobados con perejil y salsa de limón. Y, de postre, una delicia de la cocina campesina cubana, la torreja o torrija, especie de pan mojado en leche y huevo y cocinado a fuego lento.
Pero la cena transcurrió no pacíficamente, sino llena de sorpresas: un comensal norteamericano de Arkansas sacó su armónica y deleitó a todos con música “country”, otro de New York cantó una balada de su último CD, mientras una bella italiana decidió que allí hacía falta la nostalgia de “Chitarra Romana”. El grupo campesino de guitarristas acompañó a los bailarines profesionales en la tradicional “Calinga”:
“Toma, toma, toma calinga, pa’ las viejas palo y jeringa…”
Otra de las sorpresas fue anunciada por los locutores: la cena había reunidos a tres cubanos premiados con la ansiada estatuilla de plata del Hombre Habano: Abel Expósito, Hilda Baró, Directora de la fábrica Partagás en Producción y Orlando Quiroga en Comunicaciones.
Pero el clue, cierre ideal, fue cuando se distribuyeron las vitolas salomón torcidas por la mujer mítica de la tienda Partagás, Leopoldina, “La China”. Deliciosas y con una anilla personalizada con el nombre de cada uno de los comensales.
Estos festejos tuvieron actividades colaterales, como el viaje en yate a Cayo Levisa, con un almuerzo de langostas braseadas bajo los cocoteros y un cóctel de bienvenida en los salones del hotel Meliá Habana. Otra gran noche para recordar en el siempre movido mundo del tabaco en Cuba.